Morir como un perro

 por Emilio Sales Almazán


No pretendo utilizar el termino “morir como un perro” para que se pueda entender de forma peyorativa, puesto que quiero tratar de seres humanos. Aun así, he de señalar que cualquier ser viviente debe ser tratado como tal, y no es de recibo el menosprecio que, habitualmente y en estas épocas de año más, se da a muchos animales que nos acompañan y forman parte de nuestra vida cotidiana.
La multitud de caso de personas mayores que mueren solas y, la cada vez más habitual noticia de mayores que son hallados tras muchos días muertos en sus domicilios, nos deberían hacer reflexionar hacia que sociedad vamos. Aspectos como la solidaridad, el desprecio a nuestros mayores, el individualismo y la falta conciencia cívica, nos llevan a situaciones de tal índole. ¿Qué agonía ante la llegada de “la vieja dama” y contemplar como te encuentras solo o sola, sin nadie alrededor que te eche una mano?
Y estamos en el llamado mundo civilizado, en un país “que va bien” y en una región “que va mejor”.
Me podría referir a la noticia, que al ser en una ciudad “importante”, Madrid, recoge la prensa. Un ciudadano que tras ser enviado a casa desde el hospital, con la condición de que se provisione de oxigeno, muere tras OCHO horas esperando una botella de tan preciado gas.
Pero cuestiones parecidas pasan habitualmente en nuestros pueblos, abandonados cada día más, a pesar de la propaganda oficial, en cuestiones básicas como es la asistencia sanitaria. (La publicidad institucional nos habla cada dos por tres de helicópteros del SESCAM que al parecer son como Bin Laden o los billetes de 500 euros, todos hablan de ellos, pero nadie los ha visto). 
En Navalcán, localidad de nuestra provincia Toledo, lugar de donde procede una rama de mis ancestros, se ve a menudo la misma escena.
Un consultorio, recientemente reformado, que abre por la mañana de lunes a viernes. Por lo que se infrautiliza cinco tardes a la semana y sábados, domingos y festivos (agravado en época de vacaciones, tanto estivales como invernales). En caso de urgencias diríjase a Velada, a mitad camino de Talavera, llegue al centro de urgencias y se puede encontrar que el o la facultativa esté atendiendo una urgencia en otra localidad; solución: la más congruente, dirigirse a urgencias de Talavera, o esperar con el posible desenlace fatal.
Hace unos años se compartía médico de urgencias (también la farmacia) diario con Parrillas, distante 2 kms., lo que aseguraba un mínimo de tiempo o distancia de traslado.
Hoy mismo ha fallecido un señor, parece que víctima de un infarto, en medio de la calle, iba montado en una bicicleta; la tardanza infinita, el espectáculo bochornoso, horas de espera con el cadáver tapado y protegido del calor veraniego. Pero estas situaciones, alguna se pudo evitar, están sucediendo a menudo. Son muchas las personas que no tienen atención inmediata ante una urgencia. Y me imagino que en otras localidades sucederá de forma idéntica.
¿Qué hacer? Unas sugerencias. Movilización ciudadana, toma de conciencia de que esto se puede evitar, que nuestros gobernantes, sobre todo en el ámbito municipal, cojan las riendas de este llamamiento porque a ellos se les debe exigir que lleven estas demandas a las administraciones correspondientes.
Porque los ciudadanos y ciudadanas no estamos para pedir, implorar, mendigar. Estamos para exigir a nuestros representantes la solución a tantas miserias. Y si no sirven, que se vayan.
Emilio Sales Almazán. 
Navalcán. Castilla La Mancha. (El inconformista digital)

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