16.433 BARRIOS DE EMERGENCIA QUE DESVELAN A LULA
El desafío de los favelados
Por Juan Arias *
Desde Río de Janeiro
 
    El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se despertó hace poco con un número: 16.433, lanzado en grandes caracteres por los diarios y que supone una de las grandes pesadillas de su gobierno. Se trata del número oficial de favelas del país en el 2001, según el informe oficial del Instituto Brasileño de Estadística (IBGE), un número que se supone que a estas horas ya ha aumentado notablemente. Los datos indican que uno de cada cuatro de los municipios del país cuenta ya con alguna favela. Los municipios actualmente son 5.560 y el sondeo ha sido hecho con entrevistas en todos ellos.
Según los responsables del IBGE el número de favelas debe ser aún mayor porque existen muchos municipios, entre ellos algunos tan importantes como los de las ciudades de Manaus y San Luis de Marañón que declaran no tener un mapa de sus numerosas favelas, mientras que el municipio de Belén, puerta de la Amazonia, ha declarado que tiene un registro de las favelas, pero que no es capaz de cuantificarlas. En total apenas un 12,9 por ciento de los municipios cuenta con un registro actualizado de sus favelas.
El fenómeno de las favelas, sin embargo, como explica Luiz Antonio Oliveira, coordinador de poblaciones y de indicadores sociales del IBGE, se concentra cada vez más en las grandes ciudades, que abarcan el 70 por ciento de todas las favelas del país. Y aunque se pensaba que Rio de Janeiro, con sus 283.306 familias hacinadas en 681 favelas, era la ciudad con mayor número de estas colmenas inhumanas, en realidad no lo es. Le gana la gran San Pablo, con 378.863 familias que viven en 1.592 favelas. Lo que ocurre es que las de Rio son visibles, están prácticamente injertadas en la ciudad, mientras que en San Pablo son invisibles, existen como una gran corona de espinas en las afueras de la ciudad. Por eso la violencia en San Pablo suele ser más dura que en Rio, donde los favelados bajan, por ejemplo, a bañarse en las famosas playas de Copacabana o Ipanema, codo a codo con los ricos de la ciudad.
Apenas llegar al poder, Lula ha intentado resolver en parte el problema de las favelas dando la propiedad a los ocupantes de aquellos lugares y creando infraestructuras para convertir a las favelas en barrios populares, evitando así que en ellas se anide el narcotráfico y la violencia. Pero empieza a darse cuenta de que eso no basta, ya que el déficit habitacional del país es impresionante. Se calcula, según el sondeo anteriormente indicado, que el 46 por ciento de las viviendas del país son por un motivo u otro ilegales, mientras que en las grandes ciudades está parada la construcción de viviendas populares. Ello ha hecho que las favelas en los diez últimos años hayan aumentado un 164 por ciento. El miedo es que una vez que los actuales favelados hayan obtenido la propiedad de sus barracas, las favelas se multipliquen, en ausencia de planos para la construcción de la vivienda, con la esperanza de que un día también ellos puedan conseguir que el Estado legalice lo que tienen. De ahí que el problema habitacional va a constituir en estos años uno de los grandes desafíos del gobierno popular y social del ex mecánico Lula.
* De El País de Madrid.

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