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EL CARNAVAL Y EL SERMÓN DE LAS TRES HORAS

 

 

 

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El Carnaval, fiesta religiosa o pagana.

Cuando pensamos en las fiestas del Carnaval y su celebración, no pensamos que es una fiesta cristiana y que se festeja en los países que tienen una fuerte tradición católica. El Carnaval precede a la cuaresma, periodo de cuarenta días reservado por la Iglesia Católica a la preparación de la Pascua de Resurrección de Jesucristo.

 Según algunos historiadores, los orígenes de las fiestas de Carnaval se remontan a las antiguas Sumeria y Egipto, hace más de 5,000 años, con celebraciones similares en la época del Imperio Romano, desde donde se difundió la costumbre por Europa, siendo traída a América por los navegantes colonizadores a partir del siglo XV. Se supone que el término Carnaval proviene del latín medieval "carnelevarium", que significaba "quitar la carne" y que se refería a la prohibición religiosa de consumo de carne roja durante los cuarenta días que dura la cuaresma; costumbre totalmente perdida en el siglo XXI.

 Por lo general, en muchos lugares la celebración dura tres días, y algunos los designan con el nombre de Carnes -Tolendas, cuyo significado no es otro que “Las carnes han de ser suprimidas”, han de ser puestas en cuarentena. La Cuaresma, comienza el primer domingo anterior al Miércoles de Ceniza, que es el día en que se inicia la abstinencia en el Calendario Cristiano.

 La iglesia en la edad media y en los tiempos de la colonia eran inflexibles en los ayunos y abstinencias, respetando la cuaresma, y, con persecuciones a quienes no seguían estas normas religiosas. En la época de la conquista española era costumbre durante el reinado de los Reyes Católicos disfrazarse en determinados días con el fin de gastar bromas en lugares públicos. Más tarde, en 1523, Carlos I de España y V de Alemania dictó una ley prohibiendo las máscaras y enmascarados; del mismo modo, su hijo Felipe II también llevó a cabo una prohibición sobre las máscaras. Fue Felipe IV, el martes de Carnes-Tolendas de 1638, quien restauró el esplendor de las fiestas y máscaras representando a distintos personajes reales o alegóricos, así, renació el Carnaval el mismo que continúa como tradición en muchos lugares del mundo.  Inicialmente, se celebraba con juegos, banquetes, bailes y diversiones en general, con mucha comida y bebida, con el objeto de enfrentar la abstinencia posterior y poder tener el cuerpo bien fortalecido y preparado para la falta de este alimento.

 El Carnaval, está muy arraigado como celebración popular en casi todo el mundo, hoy, fiesta netamente pagana, totalmente alejada de su significado religioso, destacan y son los más famosos el de Venecia en Italia y el de Río de Janeiro en Brasil.

 

El Sermón de las Tres Horas,  es PERUANO

 Llegando al Miércoles de Ceniza y al final de las fiestas de Carnaval, es donde se inician  los preparativos para la Semana Santa, es el primer día de la Cuaresma en el calendario católico, protestante, y anglicano.  Una de las actuaciones más representativas de esta conmemoración es El Sermón de las Tres Horas, el que nació en el Perú. El iniciador de esta costumbre fue el sacerdote Jesuita Francisco del Castillo, nacido en Lima el 9 de febrero de 1615 y bautizado en la Parroquia del Sagrario de la Catedral de Lima, un 23 de febrero de 1615. En diciembre de 1632 ingresó al noviciado de la Compañía de Jesús y dos años y un mes después, en enero 1635, realizó sus primeros votos religiosos; en abril de 1642 Francisco del Castillo recibió su ordenación sacerdotal y celebró su primera misa, realizando sus votos finales en la Compañía de Jesús el 6 de febrero de 1650. 

Diariamente el sacerdote tenía que cruzar el río Rímac para enseñar catequesis en la parroquia de San Lázaro pasaba por el mercado del Baratillo que se encontraba la Plaza del mismo nombre; lugar donde negros e indígenas hacían sus compras; ubicado en el Barrio I del Cuartel V de Lima, (hoy, cuadra 2 del jirón Casma, en el barrio del Rímac). Allí empezó su predicación callejera en marzo de 1648, dedicado a llevar la palabra de Dios a los pobres en las calles, la mayoría de ellos quechuahablantes, y hacer colectas para procurarles alimento, obra que continuó hasta el día de su muerte, el 12 de abril de 1673. Era reconocido como el  Apóstol de los indios y negros y por su cerrada defensa de sus derechos como seres humanos.

 En 1659 Francisco del Castillo tomó a su cargo la Capilla de Nuestra Señora de los Desamparados y el Viernes Santo de 1660, al evocar el dolor de Cristo y compararlo con el sufrimiento de los esclavos e indígenas de la época colonial peruana, se extendió durante tres horas en una predica o sermón frente a la efigie del Señor de la Agonía. Lamentablemente esta iglesia ya no existe, fue demolida en 1938 para dar paso al edificio y jardines de la residencia de Palacio de Gobierno. Hoy la efigie se luce en la nueva Iglesia de los Desamparados en el barrio limeño de Breña.

 El Jueves Santo, es el último día de la Cuaresma. Es un día especial para el pueblo cristiano, es el día en que Jesús, durante la cena de despedida o Última Cena, instituye la Sagrada Eucaristía, da la gran lección del humilde servicio lavando los pies a sus apóstoles, y los ordena como sacerdotes. Los católicos también realizan el recorrido por 7 templos recordando los siete recorridos que hizo Jesús desde el Jueves Santo hasta el Calvario,

 El Viernes Santo o el Día del Vía Crucis, en este día, por una tradición muy antigua no hay misa y las imágenes en general están cubiertas, pero sí liturgia: tanto el oficio divino, como la celebración de la Pasión del Señor. También es día de ayuno y abstinencia obligatorio. El padre Francisco del Castillo fue el iniciador de esta tradición religiosa, así nació el Sermón de las Tres Horas, también conocido como el Sermón de las Siete Palabras, que se extendió con rapidez al resto del país, luego en las Américas y Europa, y así, en todo el mundo católico.

 El Sermón de las Tres Horas es peruano, predicación que se extiende entre las doce del mediodía y las tres de la tarde, del Viernes Santo, en recuerdo del lapso transcurrido, según las escrituras, entre la crucifixión y la muerte de Jesús en el monte Calvario.

Las prédicas de Del Castillo no han sido recogidas en ningún libro, pero su recuerdo perdura como el iniciador del Sermón de las Tres Horas, una de las tradiciones de la Semana Santa, es decir el tiempo del apresamiento, juicio, pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.

 Gran devoto de Nuestra Señora de los Desamparados, era el Virrey Pedro Antonio Fernández de Castro y Andrade, X Conde de Lemos, y decimonoveno Virrey del Perú; de quien cuentan sus biógrafos era un hombre muy piadoso, y se dice que barría el templo y hasta tocaba el órgano en las misas. Bajo su mandato y auspicio, reformó la ermita inicial a cargo de su confesor y compadre, el Padre Del Castillo, quien era padrino de uno de sus hijos, un niño, Francisco Ignacio, nacido el 12 de abril 1672 y bautizado el 21 del mismo mes.  

 El Virrey inició las reformas de un nuevo templo en 1669; el mismo seleccionaba los materiales de construcción, visitaba diariamente la obra y hasta trabajaba como albañil, e inauguró el templo el 30 de Enero de 1672. El Virrey Conde de Lemos, falleció el 6 de diciembre de ese mismo año, su cuerpo fue sepultado en la Iglesia de San Pedro, entonces llamada de San Pablo, y su corazón depositado, a su pedido, a los pies de Nuestra Señora de los Desamparados, en la iglesia situada a espaldas de su residencia virreinal. Cuando la Iglesia de Nuestra Señora de los Desamparados fue demolida en 1938, el corazón del Conde de Lemos fue llevado a la Iglesia de San Pedro y colocado en una urna entre los altares de San Francisco de Borja y San Luis Gonzaga. La "Cruz del Baratillo", utilizada por el Padre del Castillo en sus predicaciones, se conserva junto a su tumba en la entrada de la iglesia de San Pedro de Lima.

 

Gabriela Lavarello de Velaochaga –- Lima-Perú, febrero 2008.

 

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